Industria

Reportaje a Diego Alexis Puchetta, Capitán de Fragata y Comandante del Yate A.R.A. Fortuna III

En el curso de una navegación que nos permitió conocer el ADN del velero emblema de la Argentina, el Fortuna III, hablamos con su capitán que nos contó cómo lograron ganar la regata Buenos Aires-Río y cómo se logra armar una buena tripulación para poder atravesar todas las tormentas.

¿Qué características tiene el barco del que es comandante, este velero emblemático de la Armada Argentina y de nuestro país?

El Fortuna III es un velero de vanguardia, construido íntegramente en fibra de carbono. Tiene 60 pies de eslora y 4 metros y medio de manga, que es la parte más ancha del barco. Tiene un calado de 3,60 mts. Fue construido íntegramente en los talleres de la Armada por personal capacitado por la Armada con materiales compuestos, ellos se han instruido y han podido llevar adelante la construcción de este barco tan emblemático y competitivo a nivel nacional.

– Los planos fueron donados por Germán Frers. ¿En qué astillero se construyó? 

Los planos del Fortuna III, al igual que los de su antecesor el Fortuna II, fueron donados por el señor Germán Frers.

El fortuna III fue construido en los talleres de la Armada Argentina, por personal militar y personal civil.

Se armó un equipo mixto que permitió construir esta embarcación incluso tuvimos en el Fortuna la oportunidad de entrevistar al tano. 

Así es. El arquitecto naval Edgardo Martinoli, más conocido por todos nosotros como el tano, fue parte de ese equipo técnico que convocó la Armada para la fabricación del Fortuna III.

Además, con una larga trayectoria como arquitecto naval, ya que es tercera generación, según me contaba…

Sí, viene de una familia de arquitectos y de navegantes. Es una persona súper profesional, muy apasionado y conoce cada centímetro del barco ya que él estuvo en la construcción.

¿Qué cambios representan para el Fortuna III el hecho de que sea de fibra de carbono y a su vez, la incorporación de toda la tecnología que lo acompaña? 

El fortuna III se botó el 16 de octubre del año 2004. Para ese momento, la tecnología en fibra de carbono, una tecnología de vanguardia en el país y que otorga muchos beneficios en cuanto a la resistencia del barco y al peso. Si lo comparamos con el fortuna dos, que es un barco que en su momento fue un barco de vanguardia, también con otro tipo de construcción, construcción en aluminio este barco por las dimensiones, es un barco muy liviano. De hecho, es necesario complementar con barras de plomo para poder llegar a un equilibrio y que se pueda navegar dentro de los márgenes de seguridad. 

¿Eso le da mucha velocidad, no es cierto? 

Sí, el diseño es un diseño muy veloz. Es un barco que por las características que tiene, es un barco muy rápido, tiene unas maniobras muy simples y la característica de carbono que es justamente la resistencia y lo liviano que es. Está construido en carbono pre-impregnado con núcleo de Nomex, tipo panal de abeja, entonces tiene una buena resistencia, es súper liviano, pero no resiste esfuerzos puntuales, con lo cual hay que tener mucho cuidado con las con las piedras porque no resiste un golpe de estas características. 

Capitán, con la tripulación ganaron la emblemática Regata Oceánica Buenos Aires – Río de Janeiro para veleros como el Fortuna III. ¿Qué representó haber ganado esa regata y cuáles fueron los escollos que tuvieron que ir sorteando a lo largo de los siete días de navegación?

Representó un gran desafío en lo profesional, en lo personal y también a nivel deportivo. Fue complejo armar una tripulación mixta. Somos 18, la tripulación está formada por personal militar y personal civil que pertenece a los distintos clubes náuticos. Con Ezequiel, nuestro coach, lo que priorizamos fue armar un equipo armonioso. Todos los navegantes, tanto los civiles como los militares, saben del deporte y son eximios regatistas pero se buscó un equilibrio, de manera que funcionen como equipo. Se ponderó muchísimo el espíritu de cuerpo, el compañerismo, la responsabilidad y el compromiso. Creo que hemos logrado tener un equipo tan comprometido que después el cúmulo de tareas se pudo cumplir. Se empezó con el alistamiento mucho antes de la largada. Estuvimos cuatro meses trabajando arduamente con el Fortuna III para ponerlo a son de mar. Esto incluyó la preparación del fondo, el cambio de muchos dispositivos electrónicos y el entrenamiento del factor humano, que es lo más importante que tiene el barco.

Representó un gran desafío en lo profesional, en lo personal y también a nivel deportivo…la tripulación está formada por personal militar y personal civil que pertenece a los distintos clubes náuticos.

No son sólo las características de personalidad que a veces salen a flote en mitad de una tormenta inmensa. También tiene que ver con el entrenamiento físico, porque ese velamen debe pesar. No tengo idea de cuántos kilos pesan , pero aunque la tecnología ayuda a que no sea tan difícil izar esas velas, esas maniobras también exigen mucha fuerza física y mucha destreza. 

El barco de por sí es un barco de alto rendimiento. Yo siempre digo aquí estar a la altura de las exigencias del Fortuna III. Se trabajó mucho en la parte física, pero también la parte psicológica, para mantener un equilibrio y una disciplina, que son sumamente importantes. Si bien el barco es uno de los veleros de fibra de carbono más grande del país, no deja de ser un espacio reducido. Somos 18 tripulantes que convivimos en espacios confinados y si no hacemos hincapié en la disciplina y el orden, es muy difícil mantener el orden a bordo. Somos 18 personas que convivimos, 7 días abordo. Cada uno tiene su indumentaria, su traje de agua. Cuando pasa por una tormenta, entras mojado y no se puede dejar la ropa en cualquier lugar. Hay lugares específicos para colgarla y si cada uno hace lo que quiere, por experiencia se torna una pesadilla y un desorden en cuestión de minutos. 

Es como en una casa o una empresa, un barco ordenado permite que las cosas fluyan de otra manera, incluso desde el punto de vista de seguridad.

Se trabajó muchísimo en esa faceta del orden,  ya que si bien de día uno tiene un régimen de guardias de 6 horas de noche, ese régimen se reduce a 3 o 4 horas, depende de las condiciones meteorológicas y los que salen a tomar la guardia es el grupo que tiene que estar descansado. Por otro lado,  el grupo que está apostado de guardia, es el grupo que tiene que mantener el orden, dejar los dispositivos de seguridad a mano, poner los bolsos en su lugar, mantener el orden interno. La falta de orden puede derivar en un accidente, porque de noche se ve menos, a medida que van avanzando los días hay una base de mayor cansancio y menor atención. Todo eso se trabajó con anterioridad a la largada, con bastante tiempo de anticipación.

Capitán ¿qué representó haber ganado esa regata Buenos Aires – Río de Janeiro, que es una aspiracional para todas las embarcaciones, para todos los veleros? 

Voy a responder con una anécdota. En algún momento estábamos a dos días de llegar a la bahía de Guanabara y en mi período de descanso se acerca uno de los tripulantes y me dice “ Alexis ¿qué estás pensando? ”  y yo le digo “ no estoy pensando, estoy soñando despierto” y él me dice “¿sabes que a mí me parece que estaba soñando lo mismo que vos? ” 

– ¿Fue un momento de llegada? 

Exacto. Yo estaba en ese momento soñando con ganar esa regata, ya que la Armada Argentina no la ganaba hacía 42 años. A nivel nacional y, obviamente, a nivel institucional fue un logro deportivo sumamente importante, que fue el resultado de un arduo trabajo de un grupo humano brillante, compuesto por militares y civiles, dentro de los cuales yo tenía a guardiamarinas que habían sido mis cadetes en la Escuela Naval Militar ya que una de las funciones del Fortuna III es justamente instruir a los oficiales y a los cadetes de la escuela. 

Capitán, ¿cuáles son los valores desde los que impulsa su liderazgo en el equipo?  

Pondero muchísimo el trabajo en equipo, el profesionalismo. El compromiso, y sobre todo, la parte de aprendizaje. Dejar siempre a los oficiales y a los cadetes que embarcan actuar, contribuir en su acervo profesional, en su acervo marinero. Creo que la actividad náutica, la navegación a vela aporta muchísimo a la formación del oficial de la Armada y potencia sus cualidades, el ojo marinero – como decimos nosotros los marinos – lo potencia realmente de una manera tan maravillosa. 

Decidió también estudiar para Contador dentro de la Armada Argentina, ¿cómo convive esa faceta de contador tan numérica, tan analítica que creo que se debe complementar bien con el espíritu de la pasión por el mar? ¿Cómo se dio?

Yo pertenezco al cuerpo profesional, escalafón intendencia. Soy Licenciado en Administración Naval, que es una de las especialidades que uno elige al ingresar a la Escuela Naval y se complementa perfectamente, ya que el Fortuna III no es solamente la parte deportiva. Para poder llegar bien a un campeonato uno tiene muchísimo trabajo en la parte de logística, seleccionando al personal, coordinando muchas cuestiones logísticas relacionadas con la obtención de insumos que se necesitan para el mantenimiento, la compra de las velas. Y tal como lo dijiste se complementa de manera exacta. 

– ¿Cuántas velas tiene el Fortuna III? Generalmente se izan dos…pero ¿ cómo está compuesto el grupo de velas y con qué criterio deciden? 

El Fortuna III tiene un juego de entre 15 y 17 velas. El barco cuando sale del estudio lo hace con una tablita de curvas polares, que combina dirección, ángulo de viento e intensidad y te da que vela tenés que poner. Entonces en esa combinación de vela una tiene un rango de velocidad, al que uno debería llegar. Y el máximo que nosotros logramos con el Fortuna III, en regata, fue en un campeonato en la Semana Internacional de Vela, en San Pablo, fueron 24 nudos. Serían unos 50 km/h que navegando es mucho. Somos 18 tripulantes, todos concentrados en tratar de llevar el barco a su máximo rango en esa curva polar. 

¿Ve que hay un cambio importante a partir del cambio climático? ¿Cómo impactan los cambios abruptos en el clima en función de la navegación?

El cambio climático, como es sabido, ha impactado de manera severa en algunos fenómenos pero nosotros, los navegantes deportivos, naturalmente hacemos una lectura previa de la meteorología y cuando hay mala meteorología, normalmente uno no navega. Pero sí es reconocido que ha cambiado mucho lo que es la meteorología.

 ¿Qué paralelo se puede hacer entre ser capitán de un velero y capitán de la vida, de una organización?

Uno trata de conducir, como decimos en la Armada, a un grupo humano y sacar el máximo de potencial de cada uno de los integrantes del equipo.  En la vida, fuera de la Armada creo que uno trata de hacer eso, trata de optimizar los recursos humanos que tiene, tratar de sacar lo mejor de ellos. 

¿Qué es la Armada para usted? 

Es todo. Esto es mi vida hoy. 

Capitán, acabamos de pasar un buque Tokyo Bay y usted tuvo que hacer una maniobra para encontrar el paso…. 

Hubo una coordinación por radio, para justamente coordinar quién pasa y qué rumbo adopta cada buque, para pasar de seguridad.

Estoy en esta actividad gracias a la Armada Argentina. La Armada tiene 3 veleros oceánicos el Fortuna, el Fortuna II y el Fortuna III, en este momento solo navegan el II y el III. Con cada edición de la regata a Mar del Plata he notado la agresividad de las tormentas. Eso es algo que me llama la atención y creo que es cien por cien por el cambio climático. Ya de por sí la regata Mar del Plata en la regata dura, normalmente castiga y percibo que castiga cada vez más. 

¿Cómo manejan la seguridad dentro de la fragata? ¿se atan? ¿tienen arneses?… porque me imagino que una ola en un barco escorado puede fácilmente tirarlos al agua.

La seguridad es uno de los aspectos donde se hace mucho hincapié. Durante la noche, una de las tareas que uno hace es ordenar el barco y se colocan los salvavidas con un arnés y con una línea de vida que va atada al barco. Para regatas oceánicas son de uso obligatorio unos dispositivos que se llaman AIS, que son un sistema de identificación como si fuera un GPS personal. Cada chaleco tiene un GPS personal y el barco tiene un AIS, un sistema de identificación que también identifica a la unidad. Independientemente de esos dispositivos, tenemos un dispositivo que se llama EPIR, que es activa si sucede algo en alta mar, activas el dispositivo y manda una alerta a un sistema de búsqueda Zar, que es un sistema de búsqueda y rescate que tiene la Armada.

¿Cómo acompaña la familia? La vida de un marino es difícil. Debe de estar lejos de los puertos…

Es muy difícil y esto no sería posible sin el apoyo y el acompañamiento familiar, que es muy importante. Es uno de los pilares fundamentales para los hijos. Tengo dos hijas. Merlina tiene 19 años haciendo CBC de Biología y Mercedes, es la más pequeña de la familia, tiene 9 años. Cuando estoy embarcado, ellas quedan al cuidado de mi señora, Natalia, que se banca todas mis ausencias, a quien agradezco eternamente. 

Que difícil ahora ser capitán de otro de otra embarcación, que no sea el Fortuna III! ¿Hay algo más? ¿Hay alguna meta aún sin cumplir? Ser el comandante del Fortuna III es el sueño de todo navegante. 

Sí, el Fortuna III es un barco muy querido, y al igual que los otros Fortunas,  es un barco muy cotizado para todos los navegantes del Río de la Plata, del país. Son barcos muy queridos y al estar tanto tiempo, uno también le toma muchísimo cariño, hemos trabajado tanto en el barco! Hay un dicho que dice “el barco te devuelve todo lo que das”  y fue así. Creo que va a ser difícil separarme del Fortuna III.

¿Qué representa esta trayectoria dentro de la Armada Argentina para usted como capitán?

Por mi especialidad, no es habitual que un oficial del escalafón intendencia que sea el responsable, el capitán, el comandante de un velero oceánico. Para mí ha resultado un desafío y, como lo dije en anterioridad, un verdadero honor, privilegio y una enorme responsabilidad asumir esa tarea.

Un mensaje para los navegantes. 

Hay algunos cadetes que cuando embarcan me preguntan cómo hice para, siendo contador, lograr ser comandante de los barcos. Y mi respuesta es, si le ponen corazón a las cosas que hacen, siempre van a cumplir con sus objetivos. Es hacer las cosas por el corazón, con compromiso, con profesionalismo y con identidad institucional. No olvidar ese ADN marino que nos une, no solamente a la tripulación militar, sino el ADN del ser marino nos une a todos los navegantes del río de la plata. Eso es sumamente importante. 

…si le ponen corazón a las cosas que hacen, siempre van a cumplir con sus objetivos. Es hacer las cosas por el corazón, con compromiso, con profesionalismo y con identidad institucional.

Suscribite a nuestro newsletter