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Líderes TV: Entrevista a Susana Balbo, presidente y fundadora de Bodega Susana Balbo

Con 25 años desde la fundación de su empresa vitivinícola la empresaria analiza el presente y futuro de la bodega.

La bodega emplea a 100 colaboradores y exporta a 40 países, posicionándose como una de las bodegas más destacadas y exitosas por la calidad de sus vinos.
Hoy, Susana Balbo, fue premiada por la revista DECANTER y celebra los 25 años de la bodega Susana Balbo Wine. En esta entrevista comparte su experiencia y habla del legado a sus hijos Ana y José que ya aseguran la visión de la nueva generación.

La vida la llevo por distintos rumbos, pero su determinación y coraje la distinguieron como una mujer hacedora que aprovecho su formación en enología y decidió capitalizar su experiencia fundando su propia empresa.

Los Inicios

Es la primera mujer licenciada en Enología. ¿Por qué decidió seguir esa carrera?

– Fue de casualidad, porque yo quería estudiar física nuclear en el Instituto Balseiro, pero el año en que yo entré a la universidad fue el año del golpe militar. Mis padres siendo muy conservadores, de origen italiano, no me permitieron irme tan lejos de la casa. Entonces la única opción era estudiar en Mendoza y había muy pocas carreras. Yo pensaba usarla como un puente para luego irme al Balseiro con una base muy fuerte de ingeniería.

¿Qué hacían sus padres? ¿Qué aprendió de ellos?

– Mis padres tenían una fábrica de sábanas y manteles finos. Aprendí la laboriosidad, la persistencia en el trabajo, a comercializar, el espíritu emprendedor, el ser independiente y ser el artífice de tu propio destino.

Viv en Salta y trabajó para la bodega Michelle Torino. ¿Qué la lleva a ese primer gran desafío, una bodega argentina que venía de la vieja escuela de management?

-Era la única oportunidad de trabajo porque no me daban trabajo por ser mujer. En Mendoza me ofrecían ser jefa de laboratorio. Yo apliqué respondí a un aviso para un puesto al que aplicaron 87 enólogos y me eligieron a mí como primera opción. Cuando lo consulte con mi mentor de la universidad él me aconsejo que vaya a Cafayate porque en las bodegas grandes hay dilución del talento y en una bodega chica yo iba a poder demostrar mi capacidad y me resultaría un poco más fácil ascender.

Sabía que en las bodegas grandes cuesta más destacarse, mientras que en una
bodega chica yo iba a poder demostrar el talento que tenía.

Fue transitando su carrera como enóloga con su familia y con la crianza de sus chicos

– Cuando trabajaba en Salta los chicos eran muy pequeños y yo los llevaba a la bodega muy temprano, a las 6 de la mañana. Les ponía tantos abrigos para poder

soportar el frío que estaban rígidos. Yo salía con los dos. Prendía una chimenea en mi oficina y José dormía en la alfombra abajo de mi escritorio y Anita en el cochecito.

¿Cómo decide ser independiente y comenzar su propia bodega?

– Estando en sucesión Michel Torino me tocó vivir la primera hiperinflación de Argentina, la de 1989. En esa época ajustaban los salarios, primero cada tres meses y después por semana porque no nos alcanzaba el dinero ni para ir al supermercado. La bodega cambió de manos, los nuevos dueños eran dueños de un banco y usaban el dinero de los salarios en una mesa de dinero.

Yo estuve diez meses, sin cobrar mi salario y con la desesperación de ser cabeza de familia, porque mi esposo estaba enfermo y no tenía manera de alimentar a mi familia, de llevar las cosas adelante. Por eso, me puse a hacer camisones y deshabillés con las telas que mis padres tenían de la fábricas de sábanas y con eso juntaba un poco de dinero para ir llevando el día a día, pero no era suficiente. Entonces, decidí volver a Mendoza. Me costó convencerlo a mi marido. Fue entonces que vendimos todo lo que teníamos para comenzar un emprendimiento en Mendoza y mi decisión fue que no quería ser empleada nunca más.

– Usted asesoró también a Bodegas Catena.

– Hacia fines de la década del 90 me hago cargo del diseño de Bodegas Catena Zapata, la parte técnica y la administración de la construcción de Bodegas Catena Zapata. A los dos años Nicolás Catena me solicitó que fuera su directora de exportaciones y lo fui por dos años más. Después me fui porque yo ya tenía mi proyecto en marcha.

En el momento en que venden todo y regresan a Mendoza ya tenía la semilla del inicio de Susana Balbo

– Con mi esposo hicimos una primera bodega, que se llamaba Lovaglio- Balbo, pero nos estafaron y la pasamos muy mal. Estaba orientada al mercado argentino y eso me llevo a no querer tener nunca más bodega. Y en el 99 volví a fundar una bodega pero pensando en la exportación solamente, alquilando bodegas, no invirtiendo todo el dinero en activos fijos, sino en comprar uva, producir vino y salir a venderlos por el mundo. Así lo hice y ese fue un programa exitoso.

Vinos de Exportación

Fue de las primeras personas que tuvo esa visión de llevar el vino argentino con su diferencial, del terruño, de su uva.

– Éramos muy pocos los que salíamos porque en general el que está en la economía regional tiene temor de salir a exportar. Así que yo siempre le pido a la gente que se inspire y que vaya a los mercados porque Argentina tiene muy buenas cosas para ofrecer. Pero a veces para eso se requiere de coraje porque se habla de números de exportación, pero cuando uno va a las bases representa tomarse un avión, llevar las carpetas, tener presentaciones adecuadas, tener los buenos productos, asegurarse de una cadena de distribución que le permita también los compromisos con el país al que uno exporta se cumplan. Y ser muy honesto en el producto que ofrece. Cuando comencé, Argentina no tenía una buena reputación como exportador de vinos porque había uno o dos personajes argentinos desarrollando mercados en Europa que ofrecían una determinada calidad y después enviaban otra. Entonces había mucha desconfianza y hubo que trabajar contra esa desconfianza generada por gente inescrupulosa.

La bodega cumple sus 25 años, es muchísimo si vemos los 25 años en los que la han desarrollado con una Argentina de ciclos económicos tan difíciles.

– Sí, en una montaña rusa. Así es. Es verdad.

¿Cuál es la cultura de la organización que hoy ha transmitido a sus hijos, esta segunda generación con la que está trabajando juntos?

– Lo más potente, lo más fuerte y no solamente hacia mis hijos, sino también a todos los equipos que he ido formando es el ejemplo del trabajo. Yo siempre he trabajado codo a codo con mi gente. Sobre todo en los comienzos no me inhibía a tener que barrer y limpiar los pasillos de la bodega o limpiar un tanque o mover una bomba y hacer los remontajes, o sea, era un obrero más dentro de la bodega. Y eso es una transmisión de una filosofía muy potente, porque muchas veces lo que te encuentras es que los directores de compañía trabajan desde un escritorio y dan órdenes, pero son pocos los que se ensucian las manos y van a trabajar con la gente.

Hoy se habla más de estos modelos horizontales de management y usted fue una pionera en ese sentido, dando a cada uno sus responsabilidades y sus objetivos.

– Siempre he tenido una oficina de puerta abierta. Cualquier empleado podía acercarse a mi escritorio, a hablar conmigo de sus necesidades, de sus angustias, porque pasamos tantos horas juntos, que el tener empatía, el saber que son seres humanos que tienen sus problemas, sus alegrías, sus miserias, sus inseguridades, el estar abierto a escucharlos y quizás ayudarlos, tratar de ayudarlos, tener siempre esa actitud de ayuda, de cooperación, de amparo. Yo vivo como sufrí tanto ese año, que lo pasé tan mal. Para mí es muy importante que la empresa sea un lugar de refugio también.

Nace el Hotel

¿Cuánta gente trabaja hoy en el equipo?

– El equipo hoy está formado por más de cien personas. Empezamos tres.

¿Y en qué momento deciden incorporar un hotel que ofrece una experiencia de disfrute de alta gama?

– Hay una sinergia muy importante entre el turismo y la enología o la vitivinicultura. En el Napa Valley el ingreso por el turismo es más alto que el que tiene Disney World y deja más rentabilidad porque es un turismo más sofisticado, gasta más dinero, permite el desarrollo de pequeñas empresas que venden sus vinos solamente en la puerta de la bodega y hay familias enteras que viven de eso. Ese modelo es un modelo para copiar, un modelo para repetirlo y replicarlo. Y Argentina no tenía esta estructura. Nosotros con el hotel apostamos a un estándar y a un nivel que no existían en Argentina.

¿Cómo hoy están estructurados el mercado interno y el de exportación, y a qué países se exportan?

– Hoy estamos exportando a 40 países y está estructurado de una forma en que nosotros éramos 100% de exportación y el gerente financiero me convenció de que también vendiera en Argentina. Yo no quería vender en Argentina porque tenía miedo de que no me paguen y que me estafaran de nuevo. Una vez, mi primer jefe, me dijo que nada te protege, ni siquiera el mejor contrato, de la mala fe de la gente. Así que era 100% exportación y hoy estamos aproximadamente en 86% exportación y 14% mercado interno.

“Nuestra bodega tiene 100 empleados y exprota a 40 paises.
Cuando comenzamos con el Hotel quisimos darle a los huéspedes un estándar que
no existía en la Argentina.”

Ustedes también le han dado mucha visibilidad al Torrontés. ¿Qué es lo que hace que sus vinos sean únicos?

– El estilo y la innovación que yo he aplicado en el torrontés desde la muy temprana etapa, desde que comencé en Cafayate. A lo largo de los años me he ido enamorando de esa variedad porque tiene una plasticidad de ofrecer productos de muy alta gama, con una enorme capacidad de crianza y está maravilloso. Es un vino súper complejo, es una explosión de aromas y una complejidad que nadie lo espera de una variedad como el torrontés, que ha sido muy bastardeada en general.

¿Qué representa para usted, que José y Ana estén a su lado?

– Representa una realización como madre que el ejemplo haya nutrido en ellos el deseo de trabajar en la empresa familiar. Las empresas familiares son complicadas y muchas veces los hijos no quieren trabajar en la empresa familiar y se van. Representa un desafío porque también en todo el proceso de trabajar juntos muchas veces se mezclan los roles y hay que tener mucha inteligencia emocional para poder llevarlo bien y que no se dañe la familia. Pero para mí lo más importante es el cuidado de los pilares de la empresa y el primero de todos es preservar la familia. Entonces el hecho de que trabajemos juntos nos permite establecer rutinas y tradiciones y cosas que compartimos, que alimentan y nutren también la relación familiar.

Ana y Jose, la segunda generación

– ¿Cómo es trabajar en familia? Con una madre también con una personalidad fuerte que ha recorrido el mundo, que ha llevado sus vinos, golpeando puertas y presentándolo en todas las oportunidades que ha tenido.

– La verdad que es un ejemplo, un honor, es complejo porque realmente tenemos que mechar estar en conjunto los momentos familiares y los momentos profesionales.

Son familias empresariales y empresas familiares, ¿no? Exacto, exacto. Paso un poco de eso, cuesta cortar, realmente la vida transcurre muy alrededor de la empresa. Tiene sus complejidades pero también es lindo, nos ha permitido desarrollarnos, nos ha permitido conocer el mundo. En nuestro caso creo que la clave ha sido poder tener nuestros proyectos independientes dentro del marco de la misma empresa, como es mi caso el hotel o el turismo. José más abocado a los vinos. Cada uno tiene sus áreas de decisión, donde se puede desarrollar con independencia. Es realmente un placer, es un desafío pero la recompensa es hacer algo muy especial que es tener una empresa multigeneracional que está preparada para competir y de cara al futuro tiene muchas muy buenas perspectivas.

“Hoy mi gran orgullo son mis hijos. Es una realización como madre que el ejemplo
haya nutrido en ellos el deseo de trabajar en la empresa familiar”

Susana, ¿qué se necesita para crear un legado?

– La misma fuerza que nos une a la tierra, a nuestra gente y a cada persona que disfruta de nuestros vinos, los lazos de comunidad y amor. Esta red que entrelaza naturaleza, sociedad y familia es la que sustenta nuestra misión. En nuestra bodega los lazos son más que una tradición, son el corazón de nuestra identidad.

¿Qué importancia tienen las economías regionales para el desarrollo de un país?

– Las economías regionales son fundamentales. Creo que uno de los mayores problemas que tiene Argentina es que los gobiernos son muy centralistas, muy de Buenos Aires y no prestan atención al desarrollo importantísimo que pueden tener las economías regionales. Ignoran totalmente qué es lo que necesitan sus provincias y no pelean por leyes que favorezcan el valor agregado, sino siempre se sale con productos que son commodities. Se agrava mucho más con la dificultad del transporte que tenemos por este acuerdo que se hizo en algún momento con el gremio de camioneros y eliminar los trenes encarece muchísimo los fletes. Las economías regionales pierden competitividad por los fletes. Yo creo que las economías regionales son fundamentales y que el ministro de agricultura debería tener una visión mucho más holística del país para ayudar al desarrollo del potencial que tiene cada provincia porque cada provincia tiene algo para desarrollar un país muy extenso, muy rico en recursos.

“El premio de la revista Decanter es un reconocimiento mundial y me impactó. Fue
una toma de conciencia de tanto trabajo realizado.”

Fue 3 veces presidenta de WoFA, Wines of Argentina, y acaba de recibir un premio que es un aspiracional en todo el mundo para las bodegas otorgado por Decanter. ¿que representó para usted ingresar al Hall of Fame? y ¿cuál es el mensaje sobre el que venís trabajando desde Wines of Argentina para contribuir juntos a que todo el sector ponga esa marca de que el vino argentino es único sea un Torrontés, sea un Malbec, sea un Cabernet Saugvignon o nuevos varietales?

– Este reconocimiento primero me sorprendió porque se le había dado a una sola persona en Argentina en el año 2009, o sea, muchos años atrás y se le han dado personalidades muy importantes, nombres potentísimos en la industria vitivinícola mundial. Es un reconocimiento mundial y me impactó. Fue una toma de conciencia de tanto trabajo. Es lindo que alguien vea ese esfuerzo no solo por la bodega, sino por el sector. Argentina no ha tenido más que uno solo y soy la primera mujer que lo recibe en toda América. También representa que la tarea de poner a la Argentina en el mapa mundial está cumplida o se está cumpliendo.

– ¿Qué se necesita para cumplir nuestros sueños?

Hay que tener el coraje de soñar y luego transformar esos sueños en una realidad.


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